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global family, MELANY's experience

Actualizado: 30 jun 2018


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Redactora: Maria Camila Pachón


"Fue un momento muy bonito porque mi mamá decidió que quería recibirlo específicamente con limonada de panela y jengibre, ya que según ella, el largo viaje y el calor de la ciudad lo tenían que tener súper agotado"

El primer contacto que tuve con AIESEC fue en el año 2016. Por cuestiones personales, me encontraba en una etapa de mi vida en la que estaba buscando algo que me permitiera cambiar de rutina, conocer nuevas personas y encontrar nuevas pasiones, en ese entonces, mi principal objetivo era encontrar un voluntariado fuera del país que me permitiera un completo cambio de perspectiva a lo que estaba viviendo en ese momento. Así, di con AIESEC.

Por tanto, empecé a buscar en la página de AIESEC en Colombia más información sobre la organización, y de la nada encontré el programa de Familias Globales. En la página, leí en qué consistía el programa y vi un video promocional de otra ciudad donde algunas familias contaban sus experiencias, enseguida supe que eso era lo que quería para cambiar algo en mi vida. Esa misma noche, sin comentarle nada aún a mi familia, realicé todo el proceso de inscripción tanto como para formar parte de AIESEC y para el programa de Familias Globales.

La llamada que debía recibir se demoró un poco más de dos meses en llegar. Un día, me contactó una chica por la inscripción al programa de Familias comentándome los pasos a seguir; ellos debían hacerme una visita funcional para conocer cómo era mi casa, con quienes vivía, si tenía mascotas, y en sí, lograr hablarme más a fondo sobre el programa. Efectivamente, los encargados en AIESEC vinieron una tarde a mi casa mientras yo estaba con mi mamá y mi hermanito. A pesar de que mi mamá me dejó seguir adelante, ella aún tenía muchas dudas, en parte porque el apartamento en el que vivimos no es muy grande y quería que esa persona que viniera de otro país pudiera recibir lo mejor.

Aproximadamente un mes después de la visita, recibí La llamada por parte de la organización. Resultó entonces que había un trainee (voluntario) que iba a llegar al país y aún no tenía hogar donde hospedarse, aquí es donde mi experiencia como Familia Global empezó. El trainee venia de Francia, lo cual era excelente porque en mi registro yo había puesto que estaba interesada en hospedar a alguien que hablara un idioma distinto con el fin de lograr aprender más de esa lengua y además, de sus costumbres totalmente diferentes.

Así, llegó Antoine Bonnet a finales de junio de 2016. Al principio, fue un poco extraño porque es una persona desconocida que le estas brindando esa confianza a todo lo que es tu mundo, tu familia, tu privacidad, tus costumbres y tus hábitos cotidianos.

El primer día, fue un momento muy bonito porque mi mamá decidió que quería recibirlo específicamente con limonada de panela y jengibre, ya que según ella, el largo viaje y el calor de la ciudad lo tenían que tener súper agotado. Cuando Antoine llegó, mi mamá salió de la cocina sorprendida al saber que era exactamente como se lo había imaginado, él es alto, de cabello crespo y en ese entonces barbado y según ella, su apariencia física era la misma que tenía en mente desde el momento en que nos dijeron que lo hospedaríamos.

Luego comenzó la cuestión del idioma, a Antoine solo le gustaba que habláramos en francés o español, en ingles no, y aunque él es hijo de una docente francesa, el español que enseñan allá en los colegios no es el mismo que se habla acá, especialmente por las variaciones que le hacemos en algunas ocasiones con el acento caleño y la rapidez con la que hablamos.

Antoine tiene una personalidad súper linda y le encantaba compartir con nosotros, todas las noches llegaba a contarnos lo que había aprendido en el día, por lo menos las dos primeras semanas nos acostábamos como a la 1 o 2 de la madrugada porque él todos los días tenía algo nuevo para contar de su experiencia en la ciudad y de lo que realizaba durante el desarrollo del proyecto de bilingüismo que había venido a desarrollar. En el intercambio de palabras, él se rio mucho de mí, al principio yo casi que no aprendo a diferenciar entre cabello y caballo en francés, que serían cheveux y cheval. Después, fueron las groserías colombianas las que nos sacaron risas, nosotros siempre intentamos darle a Antoine lo lindo de Colombia, pero un día llego a la casa con un cuaderno lleno de todas las palabras groseras que se conocen en Cali y él estaba feliz porque por fin alguien se las había enseñado.

Después de las tres semanas de él estar en Cali, llego su mamá de Francia, su nombre es Martin. Esto fue algo que nos permitió complementar la experiencia de manera increíble porque conocimos mucho más de su familia.

Antoine decía que siempre fue una persona muy aventurera, a pesar de las cosas que pudieran decirse de Colombia en el exterior, él piensa que la inseguridad está presente en todo el mundo, y al ser Colombia un país tan bonito, él quería venir a conocer.

En una ocasión fuimos a San Cipriano en plan familiar, una reserva natural con un poderoso río que está ubicada a un par de horas de Cali. Antoine y Martin estaban encantados de nuestro país, de nuestra ciudad, de toda la gastronomía y la diversidad que había. Otro de los viajes que realizamos fue a Sevilla, de donde es la familia de mi mamá. Allá, el conoció mis orígenes y pudo disfrutar del Festival Bandola, una festividad típica de ese municipio.

Esa primera experiencia fue muy bonita porque pude tener un contacto directo no solo con su cultura si no también con su familia lo que hizo que nos volviéramos mucho más cercanos. Cuando llegó el fin de la experiencia y Antoine se fue, lloramos. No fue nada súper dramático ni algo por el estilo pero si era increíble como sentíamos ese vacío porque cuando llegáramos a la casa, a las 6pm, no iba a haber nadie que sintiera la urgencia de contarnos todo lo que hizo en el día, un nuevo chiste o una nueva palabra. Es impresionante el sentimiento y la conexión que se logra tener.

Hoy puedo decir que ser Familia Global es una de las mejores experiencias, desde entonces a mi mamá le encanta hospedar. A veces se dificulta por tiempo y otros factores, sin embargo, no abandonamos la idea de que ser Familia Global es una experiencia increíble y muy recomendada. Después de Antoine vinieron unos tres trainees más, y con todos he reído, he llorado, con todos me he enojado y ellos conmigo, pero siempre vuelve esa relación de amistad y de familia.

En la actualidad, con todos me escribo; cumpleaños, navidad y año nuevo son fechas que no pueden faltar. Antoine todavía le dice a mi mamá “mami colombiana”, y con cada experiencia afirmamos la idea de que abrirle las puertas de nuestro hogar a un voluntario extranjero es una de las mejores formas de apoyar a estos chicos que creen que se pueden hacer cambios en la ciudad y en el mundo, cambios que se pueden lograr a través del amor y la dedicación, y que desde tu hogar puedes transformar vidas.


 
 
 

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